Lluvias, tormentas, rayos, centellas y el maldito diluvio universal.
Eso fué lo que aseguraban desde varios medios con respecto al tiempo que íbamos a tener este fin de semana. Así que yo, hombre precavido, antes de realizar el viaje a mi querida tierra galega, meto en la maleta el chuvasquero, el paraguas, zapatos de agua, ropa de abrigo, las katiuskas, neumáticos de lluvia y hasta una jo.... barca. ¡¡¡¡¡NI UNA GOTA!!!!!
Cuando estaba en el Instituto tenía un profesor que le apasionaba el mundo de la Meteorología, y durante todo un año escolar nos enseñó a predecir el tiempo. Con un pluviómetro, un barómetro, un termómetro y analizando las nubes que había en el cielo teníamos que acertar el pronóstico para toda la semana. Si fallábamos dos veces en todo el trimestre suspendíamos. Os puedo asegurar que apenas cometíamos errores en nuestras predicciones.
En cambio los profesionales del sector no dan pie con bola, los fallos se cuentan por centenas y los medios que tienen a su alcance no son precisamente unos cuantos artilugios de un laboratorio escolar. De acuerdo que no es una ciencia exacta, lo sé muy bien, pero co.., hasta el paisano de 80 años que va a sacar a las vacas a pastar al monte acierta más que ellos.
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